Respirar . Respirar de nuevo el aroma del azahar, que vuelve a abrir sus flores. Flores de pureza, de Triana y de esperanza. Abrir los ojos. Abrir los ojos. Abrir los ojos y ver de nuevo el sol del sábado, la paz y el porvenir de la estrella. Oír . Oír de nuevo la corneta romper el silencio, dejar atrás el calvario y llenar de lágrimas la luz del arenal. Tocar . Tocar con los labios el amor, la devoción y la fe. Volver . Volver al cielo cada Domingo de Ramos y guardar silencio, cuando ante Herodes asoma, la Amargura centenaria. Sentir . Sentir llegar lo que está por venir desde Orfila, Águilas y el Tardón. Cuaresma . Cuaresma . Cuaresma de nuevo. Cuarenta días de espera. Un camino que parece corto, pero se hace largo. Cuarenta granos de arena en un reloj que cada año da la vuelta, esperando ver asomar la mano, victoriosa, del Señor, bendecir sobre una borrica. Vivir, sentir, respirar, ver, oír, tocar, llorar, amar. ¿Qué es cuaresma, si no es todo esto? ¿Qué es Sevilla sin su
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