El experimento del invertido Martes Santo dio en la jornada de ayer sus frutos. A pesar de las diversas opiniones, después de vivir el día de ayer todas convergen en que sin duda invertir el orden de la Carrera Oficial fue un acierto. Las grandes aglomeraciones de gente en la zona de la Alfalfa se disiparon y aunque se trasladaron a la zona de la Encarnación, la amplitud de la plaza y las numerosas salidas permitieron una mayor movilidad que consiguió un desalojo mucho más rápido de las zonas conflictivas.
El Cerro siguió siendo la primera, aunque su Cruz de Guía se puso en la calle bastante más tarde de lo habitual, casi una hora. El calor de los vecinos del barrio que entre lágrimas veían como la Virgen de los Dolores salía junto a la tradicional suelta de palomas se incrementaba con el intenso sol que pegaba fuerte a la una de la tarde en las calles del Cerro del Águila. Sin complicación alguna el Cerro siguió su camino invertido, siendo la primera en pasar por la Catedral antes que por Campana. En el Postigo se volvió a vivir una estampa inédita, pues por primera vez en la historia pasaba la cofradía por el famoso arco. Las calles del Arenal se llenaron para ver discurrir a los nazarenos de capirotes rojos que volvían a su barrio cargados de alegría e ilusión.
A pesar de salir una hora antes, la salida en San Esteban seguía estando abarrotada, aunque los que no llegaron a verla, llenaron la Alfalfa. Mariano Falcón y Juan José Cobos se estrenaron al frente de los pasos de la corporación de la Puerta Carmona de la mejor manera posible. El misterio, con lirios morados y los nuevos ropajes estrenados el pasado año, avanzaba bajo un abrasador sol con cambios a la entrada en Alemanes a sones de Redención, creando una verdadera estampa para el recuerdo. La Virgen de los Desamparados llegó cargado de la luz que el sol le daba a través de su palio de malla. El detalle del lazo en forma de pez en memoria de Gabriel Cruz y el lazo morado por las víctimas de la violencia de género que la dolorosa portaba en su candelería sin duda fue uno de los más bonitos detalles de esta Semana Santa.
Los Estudiantes retrasaron su salida hasta las 17:30, pues tenían más fácil llegar a la Catedral desde la Universidad. El largo cortejo Universitario ocupaba desde la Puerta de los Palos, donde se encontraba la Cruz de Guía, hasta la Puerta del Rectorado, de donde salía el palio de la Virgen de la Angustia. Un Silencio sepulcral al paso del Señor de la Buena Muerte, sin duda una de las obras cumbres de nuestra Semana Santa, continuaba con los interminables tramos de penitentes, tan característicos de la hermandad. El paso veloz del portentoso palio a los sones de Nuestra Señora del Águila de Alcalá sin duda uno de los más bonitos de este Santo Martes, como muchos lo han llamado. Joaquín Gómez se estrenaba como vestidor de la Virgen de la Angustia, que en los últimos meses no había defraudado con su vestimenta, llegando muchos a reconocer su gran trabajo.
Los que terminaron de ver Los Estudiantes salir y los que dejaban San Benito en Puerta Carmona se reunieron todos al paso de La Candelaria por los Jardines de Murillo, una estampa inédita. El cortejo volvía a pasar a plena luz del día por los Jardines públicos del Alcázar llenos de niños y familias reunidas para ver uno de los momentos más esperados de este Martes Santo. Con Madre Hiniesta cruzaba la Virgen el Paseo Catalina de Ribera y al salir, sonaba Pasan los Campanilleros, con el movimiento de las bambalinas del palio de la Candelaria creando un sobrecogedor momento. En los Jardines no cabía un alfiler, al comienzo de la Calle San Fernando se formaban algunas bullas para ver el palio de malla pasar camino de la Catedral, aunque gracias a la amplitud que ofrece la Calle San Fernando, con la Pasarela y los Jardines la gente se dispersó con suma rapidez al paso del palio
San Benito volvió a llenar las calles a su paso. En la Encarnación, a pesar de ser de noche, se reunió una multitud a ver los tres pasos de la cofradía de La Calzada. El misterio llegaba flamante, con esos cambios que hacían levantar una marea de aplausos entre el público. La música de la Encarnación, sin duda una de las mejores de nuestra Semana Santa, puso ritmo al compás del misterio Presentación al Pueblo, que a sones de Pasión en la Calzá enfilaba calle Imagen, haciendo saltar las lágrimas del público. El Cristo de la Sangre siguió su paso, siempre de frente, tras el ángel que guardia la custodia en el frontal de su paso. Al llegar la Virgen de la Encarnación volvió a vivirse de nuevo uno de los momentos más íntimos entre la corporación y su público cuando sonaba Encarnación Coronada para cruzar la plaza que lleva su nombre. Un relevo en los costaleros y el palio siguió su curso buscando de nuevo su barrio y celebrar el triunfo de un nuevo, más que nunca, Martes Santo.
Los Javieres cambió, no solo de lugar, ya que pasó a ser la penúltima y discurrir por la Carrera Oficial de noche, sino también el recorrido por la Alameda para un transitar mucho más íntimo, donde incluso pudimos ver a los titulares por las estrechez de Alcaicería y el paso por la Plaza del Pan, lo que sin duda dejó una estampa para el recuerdo. Tras el Silencio que acompaña al crucificado de las Almas, pasaba el palio de la Virgen de Gracia y Amparo, acompañada de ese San Juan atribuido a Montes de Oca, que le da la mano mientras se aleja camino a la Puerta de los Palos con La Sangre y la Gloria.
A plena luz del día se pusieron los pasos de la cofradía del Dulce Nombre en la calle, una estampa para nada usual. Durante su camino a la Catedral, el misterio coincidió en Laraña con el palio de San Esteban, tal y como se esperaba, aunque no hubo que lamentar incidentes gracias a la amplitud de la zona de paso que no ofrece la Alfalfa y la Cuesta del Rosario. La Virgen del Dulce Nombre estrenó su manto restaurado que volvía a brillar con el color original de Rodríguez Ojeda, dando a Sevilla una de las imágenes más bonitas de este Santo Martes, como es la Virgen del Dulce Nombre.
Santa Cruz retomó su recorrido por las calles del Arenal aunque esta vez en sentido inverso. Desde Plaza Nueva hasta el Postigo, las calles por donde pasaba la cofradía de la Judería estaban abarrotadas de gente deseosas de vivir una imagen posiblemente única en nuestra Semana Santa. A su llegada a la Plaza del Triunfo, no quedaba un alma, lo que hacía si podía ser más íntimo el recogimiento y la sobriedad de la corporación. Pegados a los muros del Alcázar pasaron los pasos del Cristo de las Misericordias y de la Virgen de los Dolores hasta llegar a Joaquín Romero Murube para continuar su recorrido habitual por la Plaza de la Alianza, donde les esperaba el calor de la gente del barrio, a pesar de las horas de la noche, aunque no eran tan tardías como las de años atrás, ya que este año pasó a ocupar el quinto puesto en orden de entrada a Carrera Oficial.
En general, se puede afirmar que el Santo Martes funcionó como un reloj, y a pesar de los cruces entre San Esteban y el Dulce Nombre, no hubo que lamentar grandes aglomeraciones. A pesar de que el sol pegaba fuerte a primeras horas de la tarde, este invertido Martes Santo ha dejado estampas únicas e inolvidables, que han invitado a Sevilla a salir a las calles a ver cofradías. No sabemos si este plan ha sido la mejor solución ante el problema de cruces que presentaba el Martes, pero sin duda se puede afirmar que el Santo Martes funciona.
El Misterio de San Esteban avanza bajo un abrasador Sol por la calle Alemanes | Juan Martín Rguez. |
El Cerro siguió siendo la primera, aunque su Cruz de Guía se puso en la calle bastante más tarde de lo habitual, casi una hora. El calor de los vecinos del barrio que entre lágrimas veían como la Virgen de los Dolores salía junto a la tradicional suelta de palomas se incrementaba con el intenso sol que pegaba fuerte a la una de la tarde en las calles del Cerro del Águila. Sin complicación alguna el Cerro siguió su camino invertido, siendo la primera en pasar por la Catedral antes que por Campana. En el Postigo se volvió a vivir una estampa inédita, pues por primera vez en la historia pasaba la cofradía por el famoso arco. Las calles del Arenal se llenaron para ver discurrir a los nazarenos de capirotes rojos que volvían a su barrio cargados de alegría e ilusión.
La Virgen de los Dolores a su paso por la calle San Fernando | Juan Martín Rguez. |
A pesar de salir una hora antes, la salida en San Esteban seguía estando abarrotada, aunque los que no llegaron a verla, llenaron la Alfalfa. Mariano Falcón y Juan José Cobos se estrenaron al frente de los pasos de la corporación de la Puerta Carmona de la mejor manera posible. El misterio, con lirios morados y los nuevos ropajes estrenados el pasado año, avanzaba bajo un abrasador sol con cambios a la entrada en Alemanes a sones de Redención, creando una verdadera estampa para el recuerdo. La Virgen de los Desamparados llegó cargado de la luz que el sol le daba a través de su palio de malla. El detalle del lazo en forma de pez en memoria de Gabriel Cruz y el lazo morado por las víctimas de la violencia de género que la dolorosa portaba en su candelería sin duda fue uno de los más bonitos detalles de esta Semana Santa.
El palio de la Virgen de los Desamparados momentos antes de entrar en la Catedral a plena luz del sol | Juan Martín Rguez. |
Los Estudiantes retrasaron su salida hasta las 17:30, pues tenían más fácil llegar a la Catedral desde la Universidad. El largo cortejo Universitario ocupaba desde la Puerta de los Palos, donde se encontraba la Cruz de Guía, hasta la Puerta del Rectorado, de donde salía el palio de la Virgen de la Angustia. Un Silencio sepulcral al paso del Señor de la Buena Muerte, sin duda una de las obras cumbres de nuestra Semana Santa, continuaba con los interminables tramos de penitentes, tan característicos de la hermandad. El paso veloz del portentoso palio a los sones de Nuestra Señora del Águila de Alcalá sin duda uno de los más bonitos de este Santo Martes, como muchos lo han llamado. Joaquín Gómez se estrenaba como vestidor de la Virgen de la Angustia, que en los últimos meses no había defraudado con su vestimenta, llegando muchos a reconocer su gran trabajo.
El Señor de la Buena Muerte, una de las obras cumbres de Juan de Mesa, frente a la Puerta del León del Alcázar | Juan Martín Rguez. |
Los que terminaron de ver Los Estudiantes salir y los que dejaban San Benito en Puerta Carmona se reunieron todos al paso de La Candelaria por los Jardines de Murillo, una estampa inédita. El cortejo volvía a pasar a plena luz del día por los Jardines públicos del Alcázar llenos de niños y familias reunidas para ver uno de los momentos más esperados de este Martes Santo. Con Madre Hiniesta cruzaba la Virgen el Paseo Catalina de Ribera y al salir, sonaba Pasan los Campanilleros, con el movimiento de las bambalinas del palio de la Candelaria creando un sobrecogedor momento. En los Jardines no cabía un alfiler, al comienzo de la Calle San Fernando se formaban algunas bullas para ver el palio de malla pasar camino de la Catedral, aunque gracias a la amplitud que ofrece la Calle San Fernando, con la Pasarela y los Jardines la gente se dispersó con suma rapidez al paso del palio
El palio de la Virgen de la Candelaria abandona los Jardines de Murillo a plena luz del día | Juan Martín Rguez. |
San Benito volvió a llenar las calles a su paso. En la Encarnación, a pesar de ser de noche, se reunió una multitud a ver los tres pasos de la cofradía de La Calzada. El misterio llegaba flamante, con esos cambios que hacían levantar una marea de aplausos entre el público. La música de la Encarnación, sin duda una de las mejores de nuestra Semana Santa, puso ritmo al compás del misterio Presentación al Pueblo, que a sones de Pasión en la Calzá enfilaba calle Imagen, haciendo saltar las lágrimas del público. El Cristo de la Sangre siguió su paso, siempre de frente, tras el ángel que guardia la custodia en el frontal de su paso. Al llegar la Virgen de la Encarnación volvió a vivirse de nuevo uno de los momentos más íntimos entre la corporación y su público cuando sonaba Encarnación Coronada para cruzar la plaza que lleva su nombre. Un relevo en los costaleros y el palio siguió su curso buscando de nuevo su barrio y celebrar el triunfo de un nuevo, más que nunca, Martes Santo.
La Virgen de la Encarnación momentos antes de enfilar la calle Imagen, a sones de Encarnación Coronada, repartió el júbilo y el cariño de la cofradía de la Calzada | Juan Martín Rguez. |
Los Javieres cambió, no solo de lugar, ya que pasó a ser la penúltima y discurrir por la Carrera Oficial de noche, sino también el recorrido por la Alameda para un transitar mucho más íntimo, donde incluso pudimos ver a los titulares por las estrechez de Alcaicería y el paso por la Plaza del Pan, lo que sin duda dejó una estampa para el recuerdo. Tras el Silencio que acompaña al crucificado de las Almas, pasaba el palio de la Virgen de Gracia y Amparo, acompañada de ese San Juan atribuido a Montes de Oca, que le da la mano mientras se aleja camino a la Puerta de los Palos con La Sangre y la Gloria.
El palio de la Virgen de Gracia y Amparo discurriendo por la intimidad de la Plaza de Nuestro Padre Jesús de la Pasión | Juan Martín Rguez. |
A plena luz del día se pusieron los pasos de la cofradía del Dulce Nombre en la calle, una estampa para nada usual. Durante su camino a la Catedral, el misterio coincidió en Laraña con el palio de San Esteban, tal y como se esperaba, aunque no hubo que lamentar incidentes gracias a la amplitud de la zona de paso que no ofrece la Alfalfa y la Cuesta del Rosario. La Virgen del Dulce Nombre estrenó su manto restaurado que volvía a brillar con el color original de Rodríguez Ojeda, dando a Sevilla una de las imágenes más bonitas de este Santo Martes, como es la Virgen del Dulce Nombre.
Santa Cruz retomó su recorrido por las calles del Arenal aunque esta vez en sentido inverso. Desde Plaza Nueva hasta el Postigo, las calles por donde pasaba la cofradía de la Judería estaban abarrotadas de gente deseosas de vivir una imagen posiblemente única en nuestra Semana Santa. A su llegada a la Plaza del Triunfo, no quedaba un alma, lo que hacía si podía ser más íntimo el recogimiento y la sobriedad de la corporación. Pegados a los muros del Alcázar pasaron los pasos del Cristo de las Misericordias y de la Virgen de los Dolores hasta llegar a Joaquín Romero Murube para continuar su recorrido habitual por la Plaza de la Alianza, donde les esperaba el calor de la gente del barrio, a pesar de las horas de la noche, aunque no eran tan tardías como las de años atrás, ya que este año pasó a ocupar el quinto puesto en orden de entrada a Carrera Oficial.
La Catedral y la Giralda como telón de fondo para el paso del Cristo de las Misericordias por la Plaza del Triunfo, una auténtica maravilla | Juan Martín Rguez. |
En general, se puede afirmar que el Santo Martes funcionó como un reloj, y a pesar de los cruces entre San Esteban y el Dulce Nombre, no hubo que lamentar grandes aglomeraciones. A pesar de que el sol pegaba fuerte a primeras horas de la tarde, este invertido Martes Santo ha dejado estampas únicas e inolvidables, que han invitado a Sevilla a salir a las calles a ver cofradías. No sabemos si este plan ha sido la mejor solución ante el problema de cruces que presentaba el Martes, pero sin duda se puede afirmar que el Santo Martes funciona.
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