¿Y si la solución es más tiempo? ¿Y si lo que pide el mundo de nuestras cofradías es una semana más larga? No hay duda de lo que nos falta es tiempo: retrasos que provocan cruces, tantos nazarenos que retrasan el transcurso de los cortejos, faltan plazas para las cofradías que piden incorporarse a carrera oficial... Entonces, ¿está la solución en alargar nuestra Semana Santa?
Se viene hablando en los últimos días de una ampliación de las jornadas de la Semana Santa al Sábado de Pasión. De esta manera se pretende solventar uno de los principales problemas que se presentan de cara a la remodelación de la Semana Santa hispalense: la incorporación a la nómina de las Hermandades de Vísperas que han solicitado su inclusión. Si bien a simple vista queda claro que es una de las soluciones más rápidas y sencillas, no es necesario estudiarla a fondo para averiguar de que pie cojea.
Las Hermandades que se verían beneficiadas esta reforma serían La Misión, La Corona, Pino Montano y La Milagrosa. ¿Qué opinan cada una al respecto?
La cofradía de Helióplolis lo solicitó hace ya aproximadamente 10 años y desde entonces esperan respuesta por parte del Consejo, si bien se propuso que saliesen el Sábado y el Martes Santo aunque finalmente esas ideas fueron descartadas. A pesar de la larga espera que aún sufren los del Claret, su hermano mayor, Juan Francisco Reina, ha explicado que desde La Misión "ahora mismo no dejamos de optar entre Domingo y Domingo" y que encuentran la prioridad en una remodelación exhaustiva de la Semana Mayor en general.
Desde La Corona apoyan la propuesta aunque confían en que todos trabajen d e la mano para conseguir que este o cualquier plan salga adelante.
En Pino Montano la propuesta se ha celebrado alegremente, pues desde que pidieron entrar en la nómina han luchado por que el sueño del Barrio se haga realidad. En su día la hermandad de Vísperas se planteó incluso cambiar su día de salida al Sábado de Pasión para atraer a más público. José Ordoño se justifica explicando que la corporación se fundó con el fin de evangelizar el barrio y llegar a la Catedral, meta que con este plan estarían más cerca de conseguir.
La Milagrosa, que levantó polémica al proponer incorporarse como la primera del Domingo de Ramos, adelantando a la Borriquita, ve esta propuesta y la aprobación por el Arzobispo Juan José Asenjo de la misma ya que viendo frustrada su propuesta de salir como una más del Domingo de Ramos podrían hacerlo un día antes, lo que no les supondría siquiera cambiar de jornada.
Por parte del resto de hermandades de vísperas no existe tampoco oposición a la incorporación del Sábado de Pasión como jornada oficial de la Semana Santa, aunque algunas se verán obligadas a cambiar su salida al Viernes de Dolores.
Visto por parte de las hermandades, el plan desde luego se vende. Es más, resulta positivo que las hermandades de vísperas por fin encuentren un hueco entre el resto de cofradías de la nómina e incluso, siendo el Sábado de Pasión un día en el que solo saldrían 4 cofradías, podría servir de comodín y descongestionar algunos días tan saturados, que incluso se han visto obligados a invertir el sentido de la carrera oficial. Entonces, si es tan positivo, ¿cuál es el problema?
El problema, sin embargo; hay que buscarlo en lo que supone para la Semana Santa este cambio. Desde lo más banal, como es el mayor despliegue de cuerpos de seguridad o el incremento en el precio de las sillas debido a que permanecerían montadas más tiempo, al hecho de lo que supondría para el resto de cofradías tener una Semana Santa más larga.
El problema no es que salgan, es de dónde salgan. Exceptuando La Corona, que saliendo de la misma Catedral desea hacer estación de penitencia a prácticamente su misma sede, el recorrido de las solicitantes es muy largo, pues las sedes de los de Nervión, Heliópolis y Pino Montano quedan a 4, 5 y 6 kilómetros del centro respectivamente e incluso, los de San Isidro Labrador, se ven obligados a cruzar la Ronda Urbana Norte para llegar a la plaza de la Campana para pedir la venia y de nuevo cuando regresen por lo que agruparlas todas en un mismo día supondría un despliegue de cuerpos de seguridad brutal, y que acabaría con cofradías como la última nombrada, que se recogiesen más tarde de las dos de la madrugada debido al itinerario que deben seguir.
No tiene mucho sentido igualmente cambiar la sede a Pino Montano para evitar el cruce por la SE-30, pues su hermano mayor ha sido tajante en que una de sus principales misiones es evangelizar el barrio. Entonces, ¿el problema reside en la hermandad de Pino Montano?
No es lo único que, de llevarse a cabo este plan, supondría un conflicto. Tampoco debemos olvidar que la Semana Santa empieza el Domingo de Ramos y así lo es en todo el mundo católico. Bastante es que en Sevilla los barrios se llenen de pasos durante los dos días previos al comienzo de la Semana Mayor, como para que nosotros empecemos antes. Si bien la idea de que en los barrios puedan sacar sus cofradías a la calle el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión es una estupenda, que permite crecer la devoción por los lugares donde llegar hasta el centro no es fácil ni rápido, el hecho de adelantar la Semana Santa rompería con la tradición y doctrina católica que fecha el inicio de la Semana Santa el Domingo de Ramos. A pesar de ello, el Arzobispo no ve que haya problema litúrgicamente hablando. Pero nos conocemos, Sevilla es una ciudad de tradiciones y aunque la innovación se eche en falta de cuando en cuando por la ciudad, bien es cierto que debemos cuidar nuestras tradiciones porque es lo que nos diferencia. Los tiempos cambian y las tradiciones se deben adaptar a ellos, pero no cambiarse completamente por falta de aforo. Y aunque parezca que un cambio tan leve como adelantar un día el inicio no es cambiar la Semana Santa completamente, lo cierto es que el Sábado de Pasión aún es tiempo de cuaresma, aún es tiempo para prepararse para revivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Pero, si Palacio ha dado el visto bueno al plan, ¿qué problema habría en adaptar la Semana Santa a los días de hoy, dónde cada barrio vive su fe en forma de una nueva cofradía?
En adaptarla ninguno, pero no podemos olvidarnos del resto de hermandades ya registradas en la nómina y de lo que la introducción del Sábado de Pasión supondría para ellas. El que la Semana Santa comience antes privaría a las corporaciones de los últimos días del público que tras seis intensos días de callejeo para ver todas las cofradías está cansado y se va a pasar el puente a la playa con la familia. Y aunque parezca triste decirlo, las hermandades viven de su público. El público es lo que hace crecer a una hermandad, que cuando se enamora de la cofradía cada Semana Santa al verla pasar, ingresa como hermano. Las hermandades viven de sus hermanos, porque sin la nómina que pagan los mas fieles de las imágenes, a las hermandades les sería imposible evolucionar a mejor. La restauración del patrimonio se paga con el esfuerzo de los hermanos que donan para volver a ver a sus imágenes con el esplendor que les corresponde por naturaleza. La bolsa de Caridad de cada corporación se llena a base de los hermanos que contribuyen a evangelizar al más necesitado gracias a la labor cristiana de las hermandades. La realización de nuevos enseres para los titulares que renuevan y aumentan un tesoro atemporal y único en nuestra ciudad se logra con la colaboración de todos los hermanos que con su nómina contribuyen a la evolución de las cofradías. Son ellos, los fieles, que una vez al ver pasar desde su balcón a los nazarenos y los pasos de la cofradía dijeron "aquí quiero salir yo" los que aportan cada año ese granito de arena para que las hermandades sigan creciendo. No es posible pagar todo lo que conlleva ser hermandad de penitencia con la nómina que ofrece el consejo, que además, de entrar cuatro nuevas cofradías a la misma, habría que repartirla entre más hermandades. Los devotos y fieles que cada año ven pasar a sus titulares y se emocionan, ellos, son los que verdaderamente tienen el poder de poner límites al crecimiento de las hermandades. No dejemos que se vayan por solucionar lo irresoluble.
¿Entonces no hay solución a esta situación? Sí, sí que la hay. Incluso puede que la solución sea esta que se nos pone delante de nuestras narices, aunque sinceramente, sería improbable. Hay que darle importancia a lo que tiene importancia y lo primero es lo primero. Hay que poner las cartas sobre la mesa y saberlas jugar. La solución y lo que debe concernir al consejo por ahora es la reforma de la Semana Santa. En lugar de pensar ideas en como en nuestra apretada Semana Grande metemos a cinco cofradías nuevas, de largo recorrido en su mayoría, se debería pensar en como hacer de nuestra Semana Santa una más segura y viable. Es importante saber realizar buenos movimientos y si hay que mover ficha y cambiar el orden y el día hay que hacerlo. Las Hermandades deben comprometerse a mejorar la Semana Santa primero por ellas mismas y luego por todos los cofrades que una semana al año disfrutamos de nuestro mayor regalo. Dejando el papel en blanco podemos incluso llegar a contar con la incorporación de nuevas cofradías a los días tradicionales de Domingo a Domingo, lo que también beneficia a estas cuatro hermandades que esperan a que el Consejo desempolve los papeles del cajón y por fin ver la luz al final del túnel que les llevará a hacer estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral de Sevilla. Pero para ello, es necesario tener las ideas claras y darle importancia a lo que tiene importancia sabiendo que lo primero es lo primero. Y lo primero ahora mismo, es salvar nuestra Semana Santa.
El Paso de Misterio de la Hermandad de la Misión momentos después de su salida | Juan Martín Rguez. |
Se viene hablando en los últimos días de una ampliación de las jornadas de la Semana Santa al Sábado de Pasión. De esta manera se pretende solventar uno de los principales problemas que se presentan de cara a la remodelación de la Semana Santa hispalense: la incorporación a la nómina de las Hermandades de Vísperas que han solicitado su inclusión. Si bien a simple vista queda claro que es una de las soluciones más rápidas y sencillas, no es necesario estudiarla a fondo para averiguar de que pie cojea.
Las Hermandades que se verían beneficiadas esta reforma serían La Misión, La Corona, Pino Montano y La Milagrosa. ¿Qué opinan cada una al respecto?
La cofradía de Helióplolis lo solicitó hace ya aproximadamente 10 años y desde entonces esperan respuesta por parte del Consejo, si bien se propuso que saliesen el Sábado y el Martes Santo aunque finalmente esas ideas fueron descartadas. A pesar de la larga espera que aún sufren los del Claret, su hermano mayor, Juan Francisco Reina, ha explicado que desde La Misión "ahora mismo no dejamos de optar entre Domingo y Domingo" y que encuentran la prioridad en una remodelación exhaustiva de la Semana Mayor en general.
Desde La Corona apoyan la propuesta aunque confían en que todos trabajen d e la mano para conseguir que este o cualquier plan salga adelante.
En Pino Montano la propuesta se ha celebrado alegremente, pues desde que pidieron entrar en la nómina han luchado por que el sueño del Barrio se haga realidad. En su día la hermandad de Vísperas se planteó incluso cambiar su día de salida al Sábado de Pasión para atraer a más público. José Ordoño se justifica explicando que la corporación se fundó con el fin de evangelizar el barrio y llegar a la Catedral, meta que con este plan estarían más cerca de conseguir.
La Milagrosa, que levantó polémica al proponer incorporarse como la primera del Domingo de Ramos, adelantando a la Borriquita, ve esta propuesta y la aprobación por el Arzobispo Juan José Asenjo de la misma ya que viendo frustrada su propuesta de salir como una más del Domingo de Ramos podrían hacerlo un día antes, lo que no les supondría siquiera cambiar de jornada.
Por parte del resto de hermandades de vísperas no existe tampoco oposición a la incorporación del Sábado de Pasión como jornada oficial de la Semana Santa, aunque algunas se verán obligadas a cambiar su salida al Viernes de Dolores.
Así podría quedar la jornada con la incorporación además de Pasión y Muerte y San José Obrero |
Visto por parte de las hermandades, el plan desde luego se vende. Es más, resulta positivo que las hermandades de vísperas por fin encuentren un hueco entre el resto de cofradías de la nómina e incluso, siendo el Sábado de Pasión un día en el que solo saldrían 4 cofradías, podría servir de comodín y descongestionar algunos días tan saturados, que incluso se han visto obligados a invertir el sentido de la carrera oficial. Entonces, si es tan positivo, ¿cuál es el problema?
El problema, sin embargo; hay que buscarlo en lo que supone para la Semana Santa este cambio. Desde lo más banal, como es el mayor despliegue de cuerpos de seguridad o el incremento en el precio de las sillas debido a que permanecerían montadas más tiempo, al hecho de lo que supondría para el resto de cofradías tener una Semana Santa más larga.
El problema no es que salgan, es de dónde salgan. Exceptuando La Corona, que saliendo de la misma Catedral desea hacer estación de penitencia a prácticamente su misma sede, el recorrido de las solicitantes es muy largo, pues las sedes de los de Nervión, Heliópolis y Pino Montano quedan a 4, 5 y 6 kilómetros del centro respectivamente e incluso, los de San Isidro Labrador, se ven obligados a cruzar la Ronda Urbana Norte para llegar a la plaza de la Campana para pedir la venia y de nuevo cuando regresen por lo que agruparlas todas en un mismo día supondría un despliegue de cuerpos de seguridad brutal, y que acabaría con cofradías como la última nombrada, que se recogiesen más tarde de las dos de la madrugada debido al itinerario que deben seguir.
No tiene mucho sentido igualmente cambiar la sede a Pino Montano para evitar el cruce por la SE-30, pues su hermano mayor ha sido tajante en que una de sus principales misiones es evangelizar el barrio. Entonces, ¿el problema reside en la hermandad de Pino Montano?
No es lo único que, de llevarse a cabo este plan, supondría un conflicto. Tampoco debemos olvidar que la Semana Santa empieza el Domingo de Ramos y así lo es en todo el mundo católico. Bastante es que en Sevilla los barrios se llenen de pasos durante los dos días previos al comienzo de la Semana Mayor, como para que nosotros empecemos antes. Si bien la idea de que en los barrios puedan sacar sus cofradías a la calle el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión es una estupenda, que permite crecer la devoción por los lugares donde llegar hasta el centro no es fácil ni rápido, el hecho de adelantar la Semana Santa rompería con la tradición y doctrina católica que fecha el inicio de la Semana Santa el Domingo de Ramos. A pesar de ello, el Arzobispo no ve que haya problema litúrgicamente hablando. Pero nos conocemos, Sevilla es una ciudad de tradiciones y aunque la innovación se eche en falta de cuando en cuando por la ciudad, bien es cierto que debemos cuidar nuestras tradiciones porque es lo que nos diferencia. Los tiempos cambian y las tradiciones se deben adaptar a ellos, pero no cambiarse completamente por falta de aforo. Y aunque parezca que un cambio tan leve como adelantar un día el inicio no es cambiar la Semana Santa completamente, lo cierto es que el Sábado de Pasión aún es tiempo de cuaresma, aún es tiempo para prepararse para revivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
Pero, si Palacio ha dado el visto bueno al plan, ¿qué problema habría en adaptar la Semana Santa a los días de hoy, dónde cada barrio vive su fe en forma de una nueva cofradía?
En adaptarla ninguno, pero no podemos olvidarnos del resto de hermandades ya registradas en la nómina y de lo que la introducción del Sábado de Pasión supondría para ellas. El que la Semana Santa comience antes privaría a las corporaciones de los últimos días del público que tras seis intensos días de callejeo para ver todas las cofradías está cansado y se va a pasar el puente a la playa con la familia. Y aunque parezca triste decirlo, las hermandades viven de su público. El público es lo que hace crecer a una hermandad, que cuando se enamora de la cofradía cada Semana Santa al verla pasar, ingresa como hermano. Las hermandades viven de sus hermanos, porque sin la nómina que pagan los mas fieles de las imágenes, a las hermandades les sería imposible evolucionar a mejor. La restauración del patrimonio se paga con el esfuerzo de los hermanos que donan para volver a ver a sus imágenes con el esplendor que les corresponde por naturaleza. La bolsa de Caridad de cada corporación se llena a base de los hermanos que contribuyen a evangelizar al más necesitado gracias a la labor cristiana de las hermandades. La realización de nuevos enseres para los titulares que renuevan y aumentan un tesoro atemporal y único en nuestra ciudad se logra con la colaboración de todos los hermanos que con su nómina contribuyen a la evolución de las cofradías. Son ellos, los fieles, que una vez al ver pasar desde su balcón a los nazarenos y los pasos de la cofradía dijeron "aquí quiero salir yo" los que aportan cada año ese granito de arena para que las hermandades sigan creciendo. No es posible pagar todo lo que conlleva ser hermandad de penitencia con la nómina que ofrece el consejo, que además, de entrar cuatro nuevas cofradías a la misma, habría que repartirla entre más hermandades. Los devotos y fieles que cada año ven pasar a sus titulares y se emocionan, ellos, son los que verdaderamente tienen el poder de poner límites al crecimiento de las hermandades. No dejemos que se vayan por solucionar lo irresoluble.
¿Entonces no hay solución a esta situación? Sí, sí que la hay. Incluso puede que la solución sea esta que se nos pone delante de nuestras narices, aunque sinceramente, sería improbable. Hay que darle importancia a lo que tiene importancia y lo primero es lo primero. Hay que poner las cartas sobre la mesa y saberlas jugar. La solución y lo que debe concernir al consejo por ahora es la reforma de la Semana Santa. En lugar de pensar ideas en como en nuestra apretada Semana Grande metemos a cinco cofradías nuevas, de largo recorrido en su mayoría, se debería pensar en como hacer de nuestra Semana Santa una más segura y viable. Es importante saber realizar buenos movimientos y si hay que mover ficha y cambiar el orden y el día hay que hacerlo. Las Hermandades deben comprometerse a mejorar la Semana Santa primero por ellas mismas y luego por todos los cofrades que una semana al año disfrutamos de nuestro mayor regalo. Dejando el papel en blanco podemos incluso llegar a contar con la incorporación de nuevas cofradías a los días tradicionales de Domingo a Domingo, lo que también beneficia a estas cuatro hermandades que esperan a que el Consejo desempolve los papeles del cajón y por fin ver la luz al final del túnel que les llevará a hacer estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral de Sevilla. Pero para ello, es necesario tener las ideas claras y darle importancia a lo que tiene importancia sabiendo que lo primero es lo primero. Y lo primero ahora mismo, es salvar nuestra Semana Santa.
Juan Martín Rguez.
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