A las 19:30 salía el Señor de los Desamparados por la puerta de la Iglesia Conventual del Santo Ángel, al son del doblar de las campanas. Delante de su paso las representaciones de hermandades como el Carmen del Santo Ángel, que comparte parroquia; San Bernardo, que cedía el paso; La Lanzada, hermandad de la que fue titular; Hermandades trianeras como La O, La Estrella y la Esperanza de Triana y otras como la Macarena o Los Gitanos.
El Señor cumplía 400 años desde que lo gubiara Martínez Montañés, y el Santo Ángel quiso celebrarlo a lo grande regalando a Sevilla una procesión única e irrepetible que devolvía a la ciudad una Semana Santa en pleno Junio. A la salida, aún se escuchaban algunos "¿pero la Semana Santa no ha acabado ya?" de gente que no sabían que iban a vivir una cita histórica que no se veía desde hace más de 100 años. Sonaron Ione, Mektub y El Refugio de María hasta su llegada a Campana. Su entrada en Sierpes, a sones de Jesús de las Penas ya atraía a más cofrades que sabían a lo que venían, pero donde más gente se congregó fue sobre todo a partir de la Plaza del Salvador.
Pasó por la estatua de su Padre y seguidamente sonó Al Santísimo Cristo del Amor, interpretada por la Banda de Música de la Oliva de Salteras que acompañó de manera excepcional al Señor de los Desamparados por todo su recorrido. Se paraba en la entrada a la calle Francisco Bruna, tambores sordos, seriedad absoluta, una levantá a pulso y por fin se escuchó la joya de la Corona. El himno no oficial de nuestra Semana Santa, Amarguras.
Pasaba calle Granada y ya era de noche. La combinación del paso dorado, con el exorno floral violeta el cielo azul de las noches de verano y el verde de las hojas de la Plaza Nueva crearon uno de los lugares más bonitos para ver al Señor. Pasaba a sones de Virgen del Valle, clásico entre los clásicos y poco a poco se acercaba de nuevo al Santo Ángel, para cerrar un día histórico en Sevilla, que se recordará de aquí a la eternidad.
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| Momento de la Salida del Cristo de los Desamparados | ABC |
El Señor cumplía 400 años desde que lo gubiara Martínez Montañés, y el Santo Ángel quiso celebrarlo a lo grande regalando a Sevilla una procesión única e irrepetible que devolvía a la ciudad una Semana Santa en pleno Junio. A la salida, aún se escuchaban algunos "¿pero la Semana Santa no ha acabado ya?" de gente que no sabían que iban a vivir una cita histórica que no se veía desde hace más de 100 años. Sonaron Ione, Mektub y El Refugio de María hasta su llegada a Campana. Su entrada en Sierpes, a sones de Jesús de las Penas ya atraía a más cofrades que sabían a lo que venían, pero donde más gente se congregó fue sobre todo a partir de la Plaza del Salvador.
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| El Cristo de los Desamparados entrando en Sierpes | Juan Martín Rodríguez |
Pasó por la estatua de su Padre y seguidamente sonó Al Santísimo Cristo del Amor, interpretada por la Banda de Música de la Oliva de Salteras que acompañó de manera excepcional al Señor de los Desamparados por todo su recorrido. Se paraba en la entrada a la calle Francisco Bruna, tambores sordos, seriedad absoluta, una levantá a pulso y por fin se escuchó la joya de la Corona. El himno no oficial de nuestra Semana Santa, Amarguras.
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| El Cristo de los Desamparados a su paso por el Salvador | Juan Martín Rodríguez |
Pasaba calle Granada y ya era de noche. La combinación del paso dorado, con el exorno floral violeta el cielo azul de las noches de verano y el verde de las hojas de la Plaza Nueva crearon uno de los lugares más bonitos para ver al Señor. Pasaba a sones de Virgen del Valle, clásico entre los clásicos y poco a poco se acercaba de nuevo al Santo Ángel, para cerrar un día histórico en Sevilla, que se recordará de aquí a la eternidad.
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| El Cristo de los Desamparados frente a la portada del Corpus | Juan Martín Rodríguez |
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| El Señor a su paso por Plaza Nueva | Juan Martín Rodríguez |
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